miércoles, 18 de julio de 2012

Retomando la actividad

La verdad es que ha pasado mucho tiempo desde la última entrada que publiqué en el blog, mucho más del que yo pensaba que pasaría y desde luego mucho más del que me hubiera gustado que pasase. Como alguno se podrá imaginar, y si no yo ahora mismo os lo confirmo, ha sido un tiempo lleno de frenética actividad, no ha habido tiempo casi para saborear el día a día de estos últimos dos meses que he pasado aquí en Tánger, aún así y aunque no haya quedado constancia por escrito durante todo este tiempo he seguido visitando este espacio casi a diario, aunque he de reconocer que el sentarte delante de la página en blanco de la redacción de las entradas no ha sido uno de las cosas que he hecho.

Han sido unos días en los que ha habido lugar para realizar todo tipo de actividades, todas igual de gratificantes y todas han dejado una marca en el libro en blanco que esta experiencia está suponiendo para mí. He tenido la oportunidad de disfrutar entrenando a los participantes del I triatlón de secano del Hogar P. Lerchundi, de realizar un viaje maravilloso alrededor de Marruecos, del que prometo castigar a todo el mundo con al menos un par de entradas del blog, de aprender la importancia de utilizar bien los sentidos en el XIV Campamento de verano del Hogar Lerchundi, y también de pasar algunos momentos sino amargos sí que complicados a la hora de empezar a pensar en la vuelta, en empaquetar todo aquello que uno ha ido viviendo y experimentando en este otro lado del Estrecho.
El XIV Campamento de verano Hogar Lerchundi ha sido uno de los momentos importantes de este último mes.

Desde luego que como podreis imaginar ha habido tiempo para tener todo tipo de sensaciones, de todas ellas me gustaría que una tuviese un lugar privilegiado por encima de las demás, y esa sensación no es otra que la sensación de agradecimiento profundo que estoy experimentando estos días por todo lo vivido y sentido en estos meses que he pasado en Tánger, viviendo día a día la realidad de un proyecto del que desde hace mucho tiempo empecé a enamorarme y del que he tenido la suerte de vivir desde dentro la realidad del día a día, con todo lo que ello implica, ha sido un paso más en esa dinámica, tantas veces repetidas en las formaciones de la experiencia de Tánger, de meterse en harina,  ha supuesto un pringarse de lleno en el día a día de este maravilloso proyecto que es el Hogar Padre Lerchundi. Sólo tengo palabras de agradecimiento para todos aquellos con los que este año he tenido la suerte de compartir mi experiencia, de todos y cada uno de ellos guardaré un recuerdo maravilloso, ya formarán parte para siempre de este sueño que se ha hecho realidad aquí.
Ha llegado la hora de empaquetar: recuerdos, emociones, sensaciones, experiencias...
Como digo ya ha llegado el momento de recoger, de ir empaquetando las cosas que se han ido acumulando aquí, quizás sean demasiadas y hubiera sido mejor ir más ligero de equipaje, de ir llenando las maletas con todos esos momentos pasados y todas esas sonrisas cosechadas a lo largo de todos estos meses, aunque no sea muy lógico debajo de las lágrimas, que brotan al intentar guardar todo lo experimentado en un par de maletas, hay una gran sonrisa, fruto de la felicidad experimentada al haber sido capaz de hacer un sueño realidad.
Uno nunca sabe de dónde puede recibir una lección...

Una vez más me gustaría invitaros a lanzaros a lo imposible, los sueños se hacen realidad más veces de las que nos pensamos, tan sólo es necesario tener el convencimiento de querer conseguirlo, poner todo de nuestra parte y no tener miedo a la hora de dar el primer paso, ese primer paso me trajo hasta aquí y a día de hoy, después de todo lo vivido, no lo cambiaría por nada del mundo, al contrario estoy deseando seguir dando pasos por este camino, pues este está siendo el camino de mi felicidad.
... en ocasiones, incluso de las cosas más sencillas como una servilleta de papel.
Gracias a todos los que de una u otra manera seguís estando ahí al otro lado de este al qantara, poco utilizado ultimamente. Gracias a todos los que me haceis llegar vuestros comentarios y vuestro interés, no os podeis hacer a la idea de lo mucho que supone eso para alguien que comenzó con este relato con la única intención de que su madre supiera lo que hacía cada día.

Un abrazo muy fuerte para todos y, como no podía ser de otra manera, ¡¡SED MUY FELICES!!

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