martes, 20 de marzo de 2012

A tí que tanto te he echado de menos...

A tí te dirijo hoy mis palabras y mis sentimienos, a tí que sin saberlo me has servido de ejemplo para muchas cosas, aunque tú digas que no eres ejemplo para nadie, a tí que sabes lo que es sufrir desde la distancia por aquello que tanto quieres, a tí que has compartido tus experiencias conmigo para que no cometa los mismos errores, a tí a quien tantas veces he mirado y escuchado con la misma devoción y admiración de quien ve a su ídolo, a tí papá te quiero transmitir hoy mi agradecimiento por todo lo que has hecho y sigues haciendo por mí.
Soy consciente de que nuestra relación paterno-filial nunca ha sido fácil y sin embargo has sabido estar siempre y en todo momento en el lugar en el que te correspondía, probablemente mucho más lejos de lo que los dos hubiésemos querido, a veces me planteo cómo habría sido nuestra vida de no haber estado tan separados y, sinceramente, no la concibo de otra manera, cada día doy gracias por la suerte que he tenido de tener a una persona como tú en mi vida, alguien que siempre me ha enseñado que luchar por lo que uno quiere es la mejor manera de vivir, no dejarse nunca vencer por las muchas adversidades que se nos puedan plantear en el camino hacia nuestro objetivo.

Quiero darte las gracias desde aquí, porque en persona siempre que estoy contigo suelo quedarme sin palabras, por todo lo que me has dado en mi vida, porque a pesar de nuestra situación siempre he encontrado en tí un apoyo en los malos momentos, para mí siempre has sido un referente en mi vida, un espejo en el que mirarme, un modelo de persona que nunca jamás ha cejado en el empeño de conseguir sus objetivos, asumiendo siempre las consecuencias de los pasos dados. No creo que nunca llegue a poder mostrarte todo el amor incondicional y la admiración que te tengo, me queda la esperanza de que tú lo notes y que a nuestra manera seas capaz de sentir todos esos sentimientos que tengo hacia tí.

Sé que no siempre he sido el hijo perfecto, de hecho dudo que alguna vez lo haya sido, soy consciente de que hay muchas cosas de las que he hecho en mi vida que tú no las compartes, sin embargo jamás me has negado la posibilidad de hacerlas, tal vez por eso soy tan afortunado por tenerte en mi vida, porque esa es una de las cosas que más me admiran de tu manera de ser, tu capacidad para respetar las decisiones de los demás, tu manera de asumir que cada uno tiene que andar el camino de su vida con sus obstáculos y sus metas pero con la libertad de trazar esa senda por libre.

Por último sólo quiero pedirte que sigas estando ahí a tu manera, como lo has venido haciendo estos últimos treinta y pico años, que no dejes nunca de recordarme que todo aquello por lo que luchamos en la vida es lo que hace que esta tenga sentido y que todas las decisiones que tomamos en la vida tienen unas consecuencias que hemos de valorar mucho antes de dar los pasos. Me gustaría sólo decirte ahora una cosa que espero que hayas notado estos últimos días que hemos estado juntos y que el otro día en el momento de la despedida no pude decirte, porque como cada vez que me despido de tí se me hace un nudo en la garganta y se me saltan las lágrimas, como me está pasando ahora, nunca seré capaz de evitarlo, y no es otra cosa que transmitirte que soy feliz, que después de todo he conseguido llegar al lugar donde siempre quise estar, sé consciente de que mi vida está a día de hoy en uno de sus mejores momentos.

Muchas gracias y, desde aquí una vez más, ¡¡FELIZ DÍA DEL PADRE!!

A todos los demás pediros disculpas por apartame hoy de la reflexión diaria de la experiencia, a veces uno también necesita liberar pensamientos y sentimientos paralelos a la experiencia.

Un fuerte abrazo para todos, en especial para todos los padres, los Josés y las Josefas, y ¡¡SED FELICES!!

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