domingo, 1 de enero de 2012

El día de los propósitos


El día de año nuevo, ese día del año en que todas las ciudades presentan un panorama postapocalípitico en el que en algunos momentos llegan a coincidir por sus calles los últimos supervivientes de una noche de fiesta sin control, andando sin rumbo fijo cual muerto viviente, y los primeros incautos que, conozco alguno que le ha pasado, tras levantarse temprano comienzan un peregrinaje de sitio en sitio buscando algunas cosas que este día, el primero del año, no hay: pan recién hecho, periódicos, etc… Como digo este día es el día del año en el que todo el mundo hace borrón y cuenta nueva y se empiezan a hacer propósitos y retos personales que de terminar siendo llevados a buen puerto harían de la vida de todo el mundo vidas casi perfectas.
A veces no somos realistas y nos proponemos retos excesivamente ambiciosos o difíciles.

Este día todos, yo me incluyo, nos levantamos con una serie de proyectos en nuestra cabeza para llevar a cabo en el año recién estrenado. Los proyectos son de todo tipo: dejar de fumar, apuntarse al gimnasio, aprender inglés, y algunos más serios como encontrar pareja, tener familia, casarse o cosas por el estilo. Si se cumpliera todo lo que nos proponemos este día sería maravillosa nuestra existencia lo que ocurre es que la gran mayoría de las veces esos propósitos están faltos de voluntad por conseguirlos, y en vez de convertirse en proyectos reales se quedan en eso, en propósitos.

El motivo por el que esto sucede suele estar a caballo entre la falta de constancia y la ambición, desde el calorcito de nuestra cama o de nuestro brasero levantarse todas las mañanas a las 6 para ir a andar o para correr media hora diaria es más sencillo que cuando suena el despertador a las 5:45 en pleno mes de enero. A veces nos proponemos cosas que desde el instante mismo en que las estamos diciendo sabemos que no van a suceder, nos cuesta ser realistas y proponernos pequeños retos con los que ir avanzando hacia cotas superiores. Es más a veces no valoramos lo que hemos conseguido, nos frustra más el hecho de no haber logrado el objetivo inicial y no nos alegramos por lo conseguido, que aunque no haya sido lo inicialmente previsto seguramente tenga muchísimo mérito.

Yo para el año que ha comenzado tengo varios propósitos, que espero que terminen siendo realidad. Seguir mejorando con el dariya, seguir escribiendo cada día este blog, reír todos los días por lo menos tres veces, aprender a escuchar y comprender (sin tener que emitir ninguna opinión) y luchar por seguir haciendo aquello que me gusta, son retos que con voluntad y trabajo seguro que acabo consiguiendo, espero que no me falten las ganas. Tengo algún reto más pero esos quedan más para el ámbito interno, son quizá los más difíciles porque son los que requieren la mayor constancia por mi parte, si los voy consiguiendo lo compartiré con vosotros.
¿Celebraremos la consecución de nuestros retos?

En definitiva, este día de año nuevo, que más que día uno debería ser el día cero y que el año empezase mañana, todos nos hemos hecho algún propósito, algún reto para conseguir en los próximos trescientos sesenta y cinco días, ¿seremos capaces de conseguirlos? ¿tendremos la constancia suficiente para llevarlos adelante? La respuesta en un año.

Un abrazo fuerte para todos, ¡¡FELIZ AÑO NUEVO!! y ¡¡SED FELICES!!

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