miércoles, 14 de diciembre de 2011

Los renglones torcidos de Alá


Llevo unos días viendo con bastante frecuencia a personas que sufren algún tipo de discapacidad, bien sea física o psíquica, por las calles de Tánger y me he dado cuenta de que aún no os había hablado de este tema, que aunque no os lo creáis guarda ciertas similitudes la manera de tratar la discapacidad en los dos lados del estrecho de Gibraltar.

Siempre que hablo de este tema se me viene a la cabeza la canción de Víctor Manuel de “Sólo pienso en tí”, porque aunque a día de hoy nos parezca que la letra de esa canción ya no es una realidad frecuente, os sorprendería saber la cantidad de casos que, como los que se narran en esa canción, se siguen dando hoy en día en nuestra sociedad del desarrollo, la integración y la accesibilidad para todos.

Como os he comentado llevo varios días viendo a mucha gente con algún tipo de discapacidad por las calles de la ciudad y, aunque cada caso tendrá sus matices individuales, todos comparten una cosa en común, la actividad a la que se dedican. Esta actividad no es otra que la mendicidad, solos o en compañía de algún familiar están por las zonas de más tránsito de gente pidiendo algo de dinero para subsistir en la vida. A lo mejor no os parece raro pero a mí me parece indignante y os explico por qué. 

En primer lugar porque creo que los que van acompañados de familiares son expuestos como “animales de feria” ante los ojos de la gente que al ver la situación suelen reaccionar siempre de dos maneras, o bien les dan algo de ayuda o bien agachan la mirada y hacen como si no lo hubieran visto, aunque en sus ojos puede verse la sensación de repulsa o asco. En segundo lugar porque, mientras están realizando esa “actividad” en la calle, sus familias los están privando de una asistencia básica para mejorar en la medida de sus posibilidades su discapacidad.
Situaciones como esta cada vez son más frecuentes por las calles de Tánger.
 También me sorprende bastante la presencia de esta gente por la calle por otro motivo que me ha llevado a pensar que a lo mejor algo está cambiando, y no para bien. Hace unos años, la primera vez que vine a Tánger en 1998, los discapacitados psíquicos estaban ocultos a los ojos de la gente, tener un familiar con un problema de este tipo era concebido como un castigo de Dios por no llevar una vida respetable o no cumplir los preceptos de la religión. A lo mejor esto que acabáis de leer os suena a una barbaridad que no hay por dónde cogerla, pero os comento, y quizá alguno de los que lee el blog comparta ese recuerdo, que hace unos años en España la situación era bastante similar, y que muchas familias que tenían a un familiar con estos problemas los “aparcaban” literalmente en centros de internamiento donde dejaban de ser su problema y donde sólo acudían de visita puntualmente a lavar su conciencia. A día de hoy siguen existiendo centros así, sitios en los que las familias de los internos, por diversos motivos, deja allí a sus familiares y va a visitarlos muy de vez en cuando, desde luego mucho más de vez en cuando de lo que esas personas necesitan.

Entre toda esta situación de los discapacitados aquí existen varios proyectos en los que de alguna manera se trata de dignificar a las personas que sufren esas discapacidades, personalmente conozco tres proyectos dedicados de manera exclusiva para ellos: CENDIS,  Effetah y Casa Nazaret.

El primero de ellos, CENDIS, es un proyecto destinado a chicos con problemas psíquicos, fue fundado por Cáritas Tánger y actualmente es llevado por las Hermanas Franciscanas, se encuentra ubicado en uno de los edificios anexos a la Catedral de Tánger y al Arzobispado. Fue puesto en marcha en 1995 por una pediatra del hospital Español de Tánger, detectó en su consulta muchos casos de niños con pro­blemas de disminución psíquica, niños que se encerraban en sus casas y no recibían ninguna clase de educación infantil.
Grupo de niños de los que son atendidos en el proyecto CENDIS.
 El segundo de ellos, Effetah, es un centro para niños con deficiencias auditivas. Todos presentan un alto índice de pérdida auditiva (entre severa y profunda), que frena su capacidad de comunicación oral y su integración en la sociedad. Las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada se encargan de gestionar el centro. Los niños que se benefician de este proyecto proceden de estratos sociales marginales y desfavorecidos.
Una de las aulas del Centro Effetah, con el que compartimos espacios comunes.
 El último de los centros que os he mencionado, Casa Nazaret, es el proyecto que mejor conozco de los tres. Es gestionado por los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca, y en él, entre otros proyectos de los que en otro momento os hablaré, se atienden de manera permanente a varios discapacitados que, por distintos motivos, han sido abandonados allí por sus familias. Los Hermanos conviven con ellos todos los días, 24 horas 365 días al año, y son quienes cuidan de ellos y les proporcionan todo lo necesario para que lleven una vida digna. A este centro acuden bastantes voluntarios al cabo del año, creando un clima fabuloso para los internos pues sienten la alegría de la visita como un estímulo muy positivo y les hace estar activos, en la medida de sus posibilidades, en vez de abandonados a su suerte. En este centro he tenido la suerte de vivir varias experiencias de una semana y la verdad es que casi siempre ha sido una bendición, digo casi siempre porque la primera vez que estuve tuve ciertos problemillas que en otro momento si se tercia os contaré.
Internos del proyecto Casa Nazaret.

En definitiva esta es, a grandes rasgos, la realidad de la gente que sufre algún tipo de discapacidad aquí, otro día hablaré más tranquilamente del proyecto de Casa Nazaret. Me sorprende que mientras en España hay un debate abierto acerca de cuál es el término correcto para referirse a esta gente aquí el debate sea si deben  o no salir a la calle, quizá en vez de perder el tiempo en banalidades dialécticas podrían poner el mismo empeño en dignificar a la gente que padece esas discapacidades y en que se cumplan las leyes que para esa dignificación se han promulgado, verbigracia la “Ley de dependencia”.

Un abrazo muy fuerte a todos, espero que el martes 13 no haya traído mala suerte a nadie, y ¡¡SED FELICES!!

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